Visité el Parque Nacional Chiloé hace unos años con unas amigas y me encantó. Es de esos lugares que están casi en medio de la nada, tranquilo, silencioso, donde la naturaleza es lo único que te rodea.
No soy de hacer trekking muy seguido, pero en este lugar me habría quedado varios días, sin dudarlo. Y me gustó tanto, que vengo a contarte toda mi experiencia para motivarte también a ti a conocerlo.
El Parque Nacional Chiloé está cerca del poblado de Cucao, a 53 kilómetros de Castro. El viaje es de alrededor de una hora en vehículo particular, o poco más en transporte público, que fue lo que tomamos nosotras. Los buses salen regularmente de Castro. Apenas si pasan por fuera de Cucao y siguen de largo. Como no teníamos idea de dónde bajarnos, casi nos pasamos de largo y la gente del bus nos tuvo que avisar y ayudar a bajar en medio del camino. Ahora miro hacia atrás y un mapa con GPS no nos habría venido nada de mal.
Caminando llegamos a un hostal a las afueras de Cucao, atendido por una familia que tenía un par de habitaciones para arrendar a los visitantes. Fue el lugar perfecto: Tranquilo, barato, junto a una amable familia y frente a la entrada del Parque Nacional Chiloé. Era cosa de cruzar la calle y ya estábamos ahí. Pero decidimos partir por conocer un poco Cucao la primera tarde, que es bien pequeñito. Ahora ya hay más restaurantes y hoteles, pero cuando nosotras fuimos no había nada y lo que existía, ya estaba cerrado. Nos obligó a guardar fuerzas para la excursión del día siguiente.
Al entrar al Parque Nacional Chiloé aparecen todos estos letreros de distintos senderos, lugares, playas y miradores. Sin el mapa que nos entregaron en la oficina principal (donde también compramos nuestro ticket) hubiera sido muy fácil perderse o quedarse pegado, porque son varios los caminos que se pueden seguir.
Hay senderos que toman 40 minutos y son aptos para personas con cualquier tipo de preparación física, hay otros que toman una o dos horas y los más largos llegan a ser travesías de 5 o incluso 8 horas. ¡Qué ganas de haber llevado carpa y quedarme en los sitio de camping del parque! Pero bueno, para una próxima vez será.
La aventura…
En ese momento solo teníamos tiempo para conocer el parque durante un día y ya estábamos listas para nuestra aventura. Y comenzamos…
La flora impacta desde un principio. Los senderos están rodeados de colores intensos, de enormes hojas de nalca y árboles frondosos. No se escucha nada que no sean tus pasos y las risas, el resto es silencio y tranquilidad. Y todo lo que queda por hacer es caminar, caminar y caminar, asombrándose con los paisajes, subiendo a los miradores, sacando fotos por aquí y por allá. ¡Porque qué ganas de tomar fotos que nos dieron en el Parque Nacional Chiloé! Todo es bonito, todo llama la atención, todo es nuevo. O al menos lo fue para nosotras. Pero creo que para cualquiera será siempre un lugar maravilloso.
Después de mucho caminar decidimos ir hacia la Playa de Cucao. Porque, por si aún no has visto el mapa, el Parque Nacional Chiloé ocupa más de 42.000 hectáreas de la Isla de Grande de Chiloé. Y a todo lo largo de su zona oeste colinda con el Océano Pacífico, gracias a lo cual tiene unos paisajes muy especiales. Hay zonas donde el continente cae abruptamente al mar, creando valles y precipicios, con fuertes oleadas. Y hay otras, como la Playa de Cucao, que son entradas suaves donde se formas lindas playas.
La playa no estaba apta para el baño, ya que el oleaje es muy fuerte, aunque no lo parezca. Pero eso no quita que se pueda disfrutar como niños chicos. Jugando con las olas, saltando en la arena, admirando los paisajes y descansando. El viento nos obligó a volver, recordándonos que no podíamos quedarnos dando vueltas solas una
vez que el sol se hubiese ido. Así que comenzamos al viaje de vuelta, pero no sin antes ir a conocer los otros senderos que quedaban en el camino.
Saliendo del parque nos seguimos encontrando con árboles medio caídos en el camino, con senderos que están siendo comidos por la naturaleza en algunos tramos, con pequeños animalitos y enormes árboles. Al día siguiente tomamos el bus de vuelta a la ciudad de Castro y continuamos nuestro camino. Volvimos del Parque Nacional Chiloé con las pilas recargadas, llenas de energía, de tranquilidad y con ganas de volver alguna vez.
Ojalá esta experiencia en el Parque Nacional Chiloé te haya motivado a conocer este hermoso parque de Chile y también te haya aclarado más sobre cómo llegar y visitarlo con tu familia o amigos. Aquí te dejo más recomendaciones para tu visita:
- Lleva dinero en efectivo para pagar la entrada al parque, comida y alojamiento en Cucao y transporte en la zona.
- Lleva ropa impermeable, porque las lluvias en esta zona de Chile son impredecibles.
- Lleva buenos zapatos, cómodos para largas caminatas.
- Lleva agua, fruta y comida para el camino.
- Preocúpate de preguntar en la entrada la hora a la que se pone el sol en la época que visites el parque. Y no te quedes solo(a) al interior después de esta hora, puede ser peligroso.
- El parque no está muy bien preparado para personas con movilidad reducida.
- Recuerda que siempre debes proteger la flora y fauna del lugar que conoces, además de las instalaciones que han sido construidas para tu beneficio. No botes basura, no destroces ni dañes tu entorno (natural ni material) y da aviso al personal de CONAF en caso de que veas malas prácticas.
Autores: Fili y Gino de CómoyViajo
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