De norte a sur, Chile deleita con su cocina que representa los paisajes de nuestro país. Desde el altiplano en medio de lagunas y volcanes, hasta el extremo sur, donde los glaciares y los enormes témpanos de hielo se convierten en una experiencia culinaria, Chile celebra sus sabores.
Para los paladares más exigentes encontrarás delicados platos coronados con salsas y verduras. Pero lo más tradicional son las famosas empanadas de pino y sándwiches que se han convertido en un imperdible de la gastronomía criolla.
Un poco de historia…
¿Sabes lo que significa la gastronomía criolla? Es la fusión culinaria entre la tradición indígena y el aporte español, el que viene dado a través de la cultura de otros países de Europa.
Los inmigrantes trajeron principalmente cerdos, ovejas, vacunos, pollos y trigo, los que se fueron introduciendo hasta conformar deliciosas preparaciones, dando vida a nuestra tradicional cocina chilena.
Entre los platos más conocidos está el pastel de choclo, el pastel de papa, la cazuela, humitas, charquicán, porotos granados y empanadas.
Más hacia la costa, no puede faltar el pescado frito, la paila marina y las empanadas de camarón-queso. Si todo esto lo acompañamos de un buen vino chileno, la cocina será perfecta para cualquier paladar.
¡Cultivos originarios de Chile! Aceituna, papa y quinoa son sólo algunos de ellos
La diversidad de nuestra geografía nos permite aprovechar una gran cantidad de productos para disfrutar de una gastronomía criolla tradicional y milenaria.
En el norte de Chile se hicieron los cultivos en terrazas donde se da el choclo, un cereal propio de los grandes imperios y que fue cultivado por los Atacameños en un principio, para después extenderse por todo el territorio nacional. La quinoa también es un producto típico de Los Andes y de la zona andina chilena, producido por los Aymaras.
La papa es otro ingrediente fundamental de los platos chilenos, la que se origina en la Isla de Chiloé, siendo un producto principal en gran parte de la cocina chilota.
¡Como olvidar la palta! Delicioso sabor que le da vida a muchos platos y un ingrediente principal en la gastronomía criolla. La palta de cáscara negra es de origen chileno, principalmente de la zona central de nuestro país.
Pero esto no es todo. Nuestro país cuenta con productos milenarios como la lúcuma, el olivo, chirimoya, murta y muchos otros, cuyas preparaciones dan vida a platos y sabores muy variados.
El altiplano y el desierto en un solo plato
La verdad es que es imposible hablar de un solo plato en el norte de Chile. De preferencia en el altiplano, se come bastante quinoa, un cereal con propiedades muy nutritivas, mezclado con verduras y una proteína, la que puede ser pollo asado, carne de llama o alpaca y salmón (para los más sofisticados de la costa).
Para muchos el chuño no puede faltar en un plato nortino. Consiste en un proceso de deshidratación de la papa, quedando un aspecto y gusto totalmente diferente al que se usa en otras partes de Chile. Es un secreto milenario de los pueblos andinos y se puede usar en diferentes variedades, desde harina de chuño hasta deliciosos postres.
¿Chicharrón de papa y un chumbeque de postre? También es una excelente opción.
¿Pastel de choclo, porotos o charquicán? La apuesta de la zona central
Famoso por ser uno de los platos preferidos de las fiestas campestres, el pastel de choclo se coronó como uno de los platos principales de las zonas rurales de nuestro país. Pero con el tiempo, este plato emigró a la ciudad de Santiago cuando los campesinos se trasladaron a vivir a la capital.
De ahí adquirió una gran importancia nacional y adquirió una presentación más personalizada: la paila de greda calentada directamente en el horno antes de ser servida en la mesa.
El charquicán, las humitas, los porotos y las sopaipillas son otros productos típicos de la zona central de nuestro país. Son platos calientes con una gran variedad de nutrientes, al igual que la cazuela, que es lo más tradicional de la gastronomía criolla.
La influencia del pueblo Mapuche en la tradicional cocina chilena
Las prácticas milenarias del pueblo Mapuche y de los chilotes, han dado un nuevo sabor a la gastronomía criolla: el merquén, los zapallos y los mariscos son solo algunos productos.
¡El curanto al hoyo es una de las mejores experiencias! Y no sólo por su sabor (algo peculiar), sino porque la preparación requiere de un trabajo en equipo, el que es preparado en la misma tierra, con piedras calientes para mantener el calor. Es una práctica culinaria típica de la Isla de Chiloé que lleva mariscos, papas y chapaleles cubiertos con grandes hojas verdes.
Si estás de viaje en Puerto Montt, tu destino será el Mercado de Angelmó para probar el famoso caldillo de congrio, el que puede ir acompañado de papas y un poco de ajo, todo con vista al mar, a los barcos y sus pescadores.
¿Qué más se puede pedir? ¡La gastronomía criolla del sur de Chile nos sorprende cada día!
¿Centolla magallánica o cordero al palo? La apuesta de la verde Patagonia
Todo depende de donde estés, pero ninguno de estos dos platos puede faltar en un viaje por la Patagonia chilena: ni la centolla magallánica (deliciosa) ni el cordero al palo (muy sabroso).
El asado de cordero al palo es realmente una experiencia que va más allá del sabor. Se cocina al aire libre, con un buen vino y una larga historia que evoca la vida de la agreste Patagonia.
La centolla magallánica es un producto bastante más lujoso, que principalmente se puede encontrar en Punta Arenas y Puerto Natales. Te recomendamos acompañarla de un pisco sour de calafate, ¡un fruto típico de la Patagonia!