Día 1
Mañana
Nuestra aventura de sabores tiene como punto de partida la ciudad de Chillán, para ir rumbo a los viñedos ancestrales del Valle del Itata. Un recorrido donde podremos escuchar de boca de los propios enólogos de la zona historias sobre sus vinos y su cosecha, mientras paseamos por las bodegas y plantaciones, donde se cultivan cepas que van desde el Cabernet Sauvignon, Carmenere, Syrah, Pinot Noir, Cinsault y Moscatel de Alejandría.
Al terminar el paseo, disfrutaremos de una degustación de vinos ancestrales y espumantes de la región del Ñuble, este último brebaje acompañado con dulces y masas artesanales para maridar las burbujas.
La siguiente parada será la localidad de Ranquil, donde recorreremos la Feria Artesanal, el mercado de productores y el Museo San José de Ranquil, que cuenta con colecciones de armas, artefactos agrícolas y antiguos utensilios domésticos y vestuario del siglo XVIII. Pasea tranquilamente por la casona que lo alberga, sus galpones y corredores, además del cáctario con más de 3.500 especies.
¡Una mañana inolvidable! Que nos abrió el apetito, por lo que nos merecemos un almuerzo patrimonial campestre en algunas de las viñas del Valle del Itata o en los alrededores del poblado.
Tarde
Al terminar la comida, viene una actividad muy especial, una pausada caminata por uno de los últimos relictos de bosques de naranjillo y Huillipatagua, especie endémica de Chile que tiene más de 500 años de antigüedad. Bosques que cruzan algunas viñas de la zona, por lo que el paseo se cruza con casas patronales y bodegas de adobe, donde podremos ir degustando quesos, licores y pan de productores locales.
Nuestra siguiente parada es en la localidad de Trehuaco, donde visitaremos a las colchanderas y colchanderos, artesanos que realizan el proceso para obtener la cuelcha de paja de trigo, unas trenzas finas con las que se confeccionan sombreros y chupallas al estilo huaso.
El día ya finaliza, y nuestro último recorrido será para realizar observación de aves en los humedales de la desembocadura del río Itata, donde los hermosos colores del atardecer serán una perfecta postal pata inmortalizar el momento y dar fin a este viaje cargado de nuevas experiencias.