En pleno Desierto de Atacama, se situan varias iglesias que son corazón de la vida religiosa del norte de Chile.
Las iglesias que se encuentran en la Pampa, en el norte de Chile, que fueron levantadas en madera, barro y tiza, son eje de la vida espiritual y lugar de encuentro social para los habitantes de los pequeños poblados, como Matilla, Pica, La Huayca y La Tirana. Su arquitectura es única y son parte del legado cultural y patrimonial de esa zona de Chile.
Las formas de estas iglesias surgen como pequeños oasis coloridos repartidos por el Desierto de Atacama, a una hora y media de viaje en auto desde la ciudad de Iquique. Llegar ahí es como aterrizar en pequeños mundos escondidos, custodiados por sus fieles que muestran el fervor no sólo en fiestas dedicadas a sus santos y patrones, sino que también los vivos colores con que adornan los templos.
Las cúpulas de la iglesia de San Antonio de Matilla sobresalen por encima de cualquier construcción del pueblo. El atardecer ahí sobrecoge. A un lado está el campanario construido en el siglo XVIII y que ha sobrevivido estoicamente a tres terremotos. La actual iglesia de Matilla data de 1877 y mezcla estilo Neoclásico con rasgos barrocos. Fueron los propios «matillanos» que consiguieron convertirla en Monumento Nacional.
El interior del templo, que además de ser centro de las actividades religiosas, es una joya de museo. Sus muros muestran antiguos materiales de construcción y sus figuras de imaginería son centenarias: la de San Antonio de Padua, por ejemplo, la trajeron los españoles en el siglo XVII. En el caso de La Última Cena, está compuesta por personajes articulados y a tamaño natural. Unos se restauraron y otros se reemplazaron por figuras nuevas.