Un destino imperdible de la región de O’Higgins es la Ruta de la sal de Cahuil. Ubicada en la en la comuna de Pichilemu, en la localidad de Cahuil, conocerás la labor de los salineros, producir tu propia sal, degustar deliciosos platos, interactuar con diversos tipos de aves y conocer lugares que tienen más de 50 años en donde la historia y las tradiciones aun viven de la mano de los agricultores de la zona.
SIGLOS DE TRABAJO E HISTORIA
Aunque no lo creas, la historia de las salinas tiene más de 500 años de antigüedad, ya que partió en la época prehispánica, gracias a que un grupo de indígenas Promaucaes comenzó a utilizar la sal como técnica para preservar los alimentos.
Actualmente en las salinas de Cahuil trabajan unas 20 personas, las cuales se dedican a la extracción de sal, oficio que han aprendido como herencia de sus padres y abuelos. Por esta razón en el año 2013 fueron declarados Tesoros Humanos Vivos por la Unesco, por su aporte al patrimonio cultural inmaterial de Chile y al carácter único de su oficio, además de la identidad que le dan al lugar.
También ese mismo año, la Inapi le otorgó a la sal de Cahuil la Denominación de Origen, debido a que es un producto que solo puede ser elaborado en este lugar, por las condiciones geográficas y productivas que tiene. Por eso, solo la sal extraída aquí puede usar comercialmente el nombre de “Sal de Cahuil”
¿Sabías que la sal de Cahuil es la única en Chile que se extrae del mar? Así es, ya que la sal que se saca en el norte es extraída de los salares que se encuentran en el Altiplano.
¿Quieres conocer las salinas de Cahuil? Vamos a explorarlas.
UNA AVENTURA SALADA
Para comenzar la Ruta de sal de Cahuil debes recorrer 13 km desde Pichilemu para llegar a la localidad de Cahuil, la cual se extiende por Barrancas, La Villa y El Bronce, lugares donde se encuentran las salinas y se trae la sal.
¿Te gustaría saber cómo lo hacen?
Cada año, en invierno, el mar sube por el estero y lleva la sal sobre el agua a lugares donde se empoza y decanta. Los salineros aplican técnicas que logran separar la mezcla de barro y sal que se forma luego de que el calor evapora el agua.
La técnica consiste en sacar el agua a mano y con motobombas, que es la única tecnología que aplican en todo el proceso, para luego apartar el barro, pisarlo y esperar a que el sol lo seque. Una vez seco, le ponen agua y la traspasan de una piscina a otra suavemente, logrando que la tierra vaya decantando, para finalmente quedarse con una costra de sal de Cahuil de 10 cm, la cual sacan con carretillas para guardarla en sacos.
Qué interesante proceso, ¿te atreverías a hacerlo tú y vivir esta experiencia única?
Puedes hacerlo siendo salinero por un día, solo debes inscribirte en esta actividad y serás guiado por un salinero que te explicará toda la historia, proceso de extracción, limpieza y ensacado de la sal de Cahuil y ¡lo mejor de todo, es que puedes llevarte la sal que trabajaste a tu casa!
O si prefieres puedes comprarle a la Cooperativa de Salineros que se encuentra en la entrada de Cahuil, al costado del puente. Aquí podrás visitar sus puestos de comida y artesanías.
¡Elige tu sal de Cahuil preferida!
¡SAL A RECORRER!
Ahora que ya conoces un poco más de la sal de Cahuil, puedes salir a recorrer otros atractivos que tiene esta ruta. Uno de ellos es el Estero Nilahue, que tiene una gran variedad de aves en sus humedales, aquí podrás observar aves de diferentes especies como cisnes, garzas, patos y la famosa cahuil, que es una especie de gaviota la cual podrás ver en grandes cantidades en este lugar.
Si sigues avanzando llegarás a la localidad de Pañul, donde podrás ver otros trabajos tradicionales de la zona como tinajas e implementos de cerámica ¡ideales para guardar tu sal de Cahuil! Además, podrás visitar el lugar donde se elaboran estas artesanías y conocer los grandes hornos donde se cocinan.
Otro atractivo que puedes visitar, son los molinos de agua de vertiente de Pañul y Rodeillo que cuentan con una ingeniería rudimentaria que tiene más de 50 años. Aquí realizan la molienda de distintos granos locales de la zona como trigo, cebada o quinoa para hacer harinas artesanales. ¡Ya tienes la sal y la quinoa, lista para un rico almuerzo!