Ella es Bárbara Hernández, nadadora especializada en aguas gélidas y campeona mundial de esta disciplina, alcanzando metas como ser la 1ra persona chilena en rodear a nado Manhattan, la 1ra persona en el mundo en cruzar el Canal Beagle y hace unos días atrás se convirtió en la 1ra mujer en cruzar el Lago Chungará, un potencial récord Guinness. ¡Estamos orgullosos!
Su conexión con la naturaleza
Una de las cosas más significativas para Bárbara, es su conexión especial con la naturaleza la que le ha permitido desarrollar este deporte extremo. ¿Ya te estarás imaginando esos paisajes?
En el extremo norte de Chile, cercano a la localidad altiplánica de Parinacota, poblado que se caracteriza por sus casas construidas de piedra y barro, nos encontramos con uno de los grandes cruces de esta nadadora: El Lago Chungará, que está rodeado por hermosas cumbres nevadas en medio de un paisaje desértico.
El Canal Beagle es otro de sus grandes logros, concretado en medio de una biodiversidad única con grandes áreas verdes, lagos, ríos y bosques subacuáticos. En los gélidos campos de hielo nos encontramos también con los 6 glaciares que nuestra nadadora ha tenido la oportunidad de cruzar en medio de las grandes murallas de hielo color azul intenso, sin ninguna protección ni traje de neopreno.
“En cada uno de estos lugares donde puedo nadar… Para mí son las medallas más lindas que puedo tener. Es como tatuarse un lugar. Definitivamente se siente así, como que tú ya eres partes de esos paisajes”, asegura Bárbara Hernández.
Bárbara nos cuenta que uno de sus grandes orgullos va de la mano también con la fuerte conexión cultural que ha logrado tener gracias al nado. Sus grandes logros han sido conocer a “la dueña del fin del mundo” Cristina Calderón, la última mujer yagán que habla el dialecto y trabaja fuertemente para mantenerlo vivo. Y al norte, haber sido nombrada como la “Ñusta (reina) del Lago Chungará” por el propio Yatiri en medio del Altiplano Andino.
¿Qué aguas te enamoraron de esta disciplina? ¿Cómo fue tu comienzo?
Sin lugar a duda las aguas de Chile. Para suerte mía es a lo que me adapto mejor, son todas muy frías, pero tienen colores muy distintos y paisajes que son realmente únicos. Entonces empezar a nadar en aguas abiertas gélidas, yo creo que fue un proceso de ir adaptándome a los pasajes que tiene Chile y tratar de ir estableciendo nuevas distancias, nuevos desafíos, que en Europa se realizan en condiciones mucho más tradicionales.
¿Qué siente la Sirenita de Hielo al estar sumergida en aguas abiertas y a temperaturas tan extremas?
Para mi la natación significa mi hogar, es como el lugar donde más feliz soy, es donde puedo lograr una conexión no tan solo con lo que pienso y siento, si no que, con la naturaleza, con el color del agua, los lugares donde estoy, por donde pasa el sol. Eso es algo muy único y difícil de explicar. Es mi continuo vital, lo que siempre me está esperando independiente de lo que pase afuera. El agua siempre está ahí para mí.
¿Cuál ha sido tu mayor desafío?
El que está por venir. Mantenerme leal a mi propósito y pasión. Aprender y resistir para poder ir corriendo la barrera de lo que la gente cree que es imposible. En cuanto al agua, creo que es el cruce del Lago Chungará por el viento andino que me hizo conocer una hipotermia que no conocía. Unas sensaciones muy mágicas, por una parte, lo que significa ver el Volcán Parinacota al lado tuyo, pero por la otra, toda esta sensación de no poder ir a mi ritmo por estar congelada.
Chile es el “gimnasio natural del mundo” para realizar todo tipo de deportes. ¿Crees que fue un factor importante en tu carrera ser chilena?
Yo creo que sí, en el sentido de ver la oportunidad. Yo vi lugares donde entrenaban nadadores de todas partes del mundo y decía: en Chile no nos falta mar, ni lagos, ni temperatura, ni colores, o sea ¡todo está acá! Eso fue animarme desde la pasión a construir un camino y ganarme el respeto de las autoridades para que me permitieran practicar este deporte y hacer el vínculo entre los paisajes, las culturas, la natación de aguas abiertas y la natación extrema.
Chile ha sido elegido El Mejor Destino de Turismo Aventura en el mundo por los World Travel Awards, ¿cómo te sientes con este premio?
Es algo que debemos tomarle todo el peso que significa, es un tremendo orgullo. Siento que es una responsabilidad para mí y para todos los deportistas que practicamos deportes al aire libre, seguir dándolo a conocer desde nuestra actividad y mostrar cuán importante es el respeto por la naturaleza.
Eres la primera persona en el mundo en cruzar el Canal Beagle. Cuéntanos un poco lo que significó para ti este logro.
¡Fue un desafío, una locura! Igual como establecer la nueva ruta en el Lago Chungará. Son desafíos muy extremos y complejos porque no hay punto de referencia, no hay otros nadadores a quién preguntarles. Y también significa un tema de logística y mucha presión para el equipo que me acompaña. Significa estar con mucha hipotermia, con mucho frío y temor algunas veces, pero seguir dando la pelea por esa llegada, por ese cruce, que también busca poner en el mapa internacional estos lugares únicos de nuestro país, entonces para mí fue un orgullo.
¿Cuáles son los mejores lugares en Chile para practicar el nado en aguas gélidas?
Los mejores lugares en Chile para practicar la natación de aguas gélidas están en nuestra Patagonia, también tenemos muchos lagos y lagunas en altura. Pero primero, es fundamental practicar la natación de aguas abiertas. Siempre empezar muy de a poco, aclimatándose, pedir los permisos a la armada, tomar todas las medidas de seguridad y nunca hacerlo solo. No olvidar que este es un deporte extremo.
Y para terminar, ¿qué mensaje le dejarías a todas esas mujeres que van tras sus sueños?
Perdamos el miedo a lo que los otros dicen que es un fracaso. Para mí el único fracaso es dejar de intentar, dejar de luchar por lo que me hace profundamente feliz. Empezar de nuevo cuantas veces sea necesario y rodearnos de personas que nos apoyen, que construyan, sean nuestros equipos, que tengan la visión y no nos pongan límite alguno en lo que estamos soñando.
Fotografías: Carolina Rodríguez Alonso