De comidas típicas y ancestrales, la región de los Ríos nos presenta una sabrosa oferta culinaria, que se basa en productos locales y con una fuerte identidad.
Hablar de esta región es hablar de los bellos ríos que la rodean, pero este sector de nuestra larga y angosta faja de tierra también tiene otras bondades, una de ellas, la gastronomía.
Viajamos hasta Valdivia para la primera versión en regiones del clásico Festival Gastronómico Ñam, lo que nos convocó a realizar un tour gastronómico por la zona en la que nos llevamos gratas sorpresas para el paladar.
A una hora y media de Valdivia hacia el nororiente, nos topamos con la localidad de Lanco. Sobresalen sus extensos campos de cranberry junto a las cientos de vacas y ovejas que pastan en sus laderas.
Primera parada, «La niña perdida», lugar que nos recibe con un típico desayuno de la zona, una especie de picada de comida local, en dónde las tortillas con carne queso, el huevo de campo y los catutos son los encargados de darnos el primer golpe vitamínico a nuestros cuerpos.
Catutos y sopa de caballo
Singular es la historia y la gente que hace que «La niña perdida» mantenga un mágico encanto arraigado 100% en las raíces de nuestra tierra.
Nuestra experiencia gastronómica continúa hacia Panguipulli, pueblo que nos recibe con su imponente lago. Grata es la sorpresa que nos llevamos ya que justamente se estaba realizando un concurso de gastronomía mapuche.
Retrocedemos al pasado de nuestros ancestros y probamos una sabrosa sopa de caballo que inmediatamente conquistó nuestro paladar. Cabe destacar que todas estas preparaciones se hacen con productos de nuestra tierra, el gran valor a rescatar.
Ya en el primer día fuimos engatusados con los deliciosos sabores de la región, y aún nos quedan dos días más de experiencia, no sabemos lo que pasará, pero sospechamos que Valdivia aún tiene mucho que ofrecer a nuestro paladar….continuará.
