Chinchineros y organilleros: el legado patrimonial tras 100 años de historia

El Día de los Patrimonios del 28 y 29 de mayo, anteriormente llamado Día del Patrimonio, es típicamente conocido en Chile por la apertura de estructuras y edificios históricos al público general.

 

Sin embargo, el patrimonio nacional va más allá de sus edificaciones: está en las calles, nuestra gente y oficios, algunos de ellos, con 100 años de historia. 

 

Bien lo saben María del Carmen Toledo (38) y Guillermo Saavedra (41), un matrimonio de cultores unido por el organillo y chinchín que se está preparando para celebrar el Día de los Patrimonios. 

 

La vigencia y relevancia del organillo 

Si hay alguien que conoce de sobra el oficio del organillo es María del Carmen Toledo Riquelme, quien aprendió de su padre (Luis Toledo) la tradición y hoy tiene más de 20 años de experiencia. 

 

De niña le tocó ver cómo la actividad era “súper marginada” por la sociedad chilena y la “resistencia de esas pocas familias que lograron superar la época mala”, según relata.  

 

En la actualidad, las cosas cambiaron y el organillo está más vigente que nunca. De hecho, gracias a este oficio patrimonial, ha podido “dar sustento a mi familia y educar a mis hijos”, cuenta la organillera con orgullo. 

 

Como grupo artístico nos preparamos ante cada fecha especial. Ya sea para fin de año, Fiestas Patrias y el Día del Patrimonio. Nos preocupamos harto de nuestras vestimentas, de tener al grupo completo: la mamá organillera, el papá y los tres hijos chinchineros. Le gusta mucho a la gente”, relató María del Carmen Toledo. 

 

Para entender el origen de este arte es necesario remontarse a 1920 cuando llegaron a nuestro país los primeros organillos, un instrumento que surgió en Europa para democratizar el acceso a la música. 

 

Al arribar a Chile, el instrumento portátil no tuvo el mismo recibimiento del público y su ejecución debió ser reformulada. 

 

Se agregaron por primera vez instrumentos de percusión que décadas más tarde dieron paso a los chinchineros modernos, quienes sorprenden al público con giros y temerarias piruetas. 

 

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Chinchineros de exportación 

De la mano de los organilleros, los chinchineros han alcanzado fama en Chile y el extranjero. La familia Saavedra Toledo, por ejemplo, ha visitado países como México, España, Argentina, Rumania, Rusia y Alemania para participar de festivales musicales. 

 

Este último país, además, será su próximo destino, ya que durante junio participarán con elenco completo en el Waldkirch, el festival más grande en Europa de música mecánica. 

 

Guillermo Saavedra, chinchinero desde los 7 años, explica que su mayor orgullo como artista es llevar su performance al exterior, sobre todo porque “cuando nos presentamos afuera vemos la emoción de la gente”. 

 

“Hay chilenos que llevan 20 años fuera de Chile y cuando va un artista nacional le hacen una fiesta y se genera una reunión de todos los chilenos.”, explicó el chinchinero. 

 

Sin embargo, Saavedra guarda un lugar especial en su corazón para su público en Chile y afirmó que “siento orgullo porque es un trabajo donde muy pocas veces hay mala onda, siempre hay buena energía de la gente que mira nuestro espectáculo”. 

 

La familia Saavedra Toledo tiene programadas para la semana del Día de los Patrimonios presentaciones en colegios de la Región Metropolitana y un viaje por Los Ríos y Ñuble. 

 

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Guillermo Saavedra (izquierda) junto a su hijo.

Contacto 

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Instagram: Chinchineros_saavedra 

Sitio web: organillerochinchinero.cl