Cuando las lluvias caen sobre el desierto más árido del planeta ocurre el fenómeno más maravilloso de la naturaleza en el Desierto de Atacama: el desierto florido.
El paisaje árido se transforma en un espectáculo único y de sorprendente colorido, inicialmente, con un manto de color verde entre los meses de julio y agosto, para alcanzar toda esa gama multicolor en septiembre, cuando ocurre el desierto florido, donde la flora, insectos y otros animales cubren grandes extensiones de la Región de Atacama, resaltando la naturaleza en el Desierto de Atacama.
Las lluvias hacen que pequeñas semillas y bulbos que se han mantenido por años enterrados en letargo, en la inmensidad del desierto, germinen y crezcan dando vida a plantas de variadas características y hermosas flores multicolores como la Pata de Guanaco, Diego de la Noche, Malvillas, Coronillas del Fraile, entre muchas otras.
Suspiros de campo y añañucas amarillas
Toda la tierra desnuda de la región, entre Cuesta Pajonales por el sur, y el Parque Nacional Pan de Azúcar por el norte, espera anhelante despertar del letargo, en que las primeras gotas, con coloridos mantos de flores, van cubriendo grises arenas y cerros, en un evento maravilloso en que Atacama florece.
Desierto_florido2Es entre Copiapó y Vallenar donde ocurre el desierto florido, cuando la diosa áurea, con perfumado vuelo, recorre en su triunfal carroza, extendiendo al norte de Vallenar, camino a Copiapó, por valles y costas de Huasco, Carrizal Bajo y Totoral hasta Caldera, enormes y extensas praderas de flores de color púrpura, con algunas flores aisladas de huillis, terciopelos y suspiros de campo, además de variadas añañucas amarillas y anaranjadas que en manchones visten al desierto con su mejor gala.
Así también sorprende el Parque Nacional Llanos de Challe, al norponiente de Vallenar, con especies propias o exclusivas del desierto florido, como garra de león (Leontochir ovallei) y variados tipos de cactáceas.