Mechuque “la isla de los palafitos”, un destino imperdible en el archipiélago de Chiloé

En el archipiélago de Chiloé, uno de los imperdibles, son las excursiones por el día a Mechuque, la más occidental de un grupo de seis islas que se ubican al noreste de Castro, inmediatamente al sur del golfo de Ancud. A 45 minutos en lancha del poblado de Tenaún en la comuna de Dalcahue.

La isla caracterizada por sus palafitos, fue originalmente ocupada por una industria conservera de mariscos; siendo en la actualidad uno de los paseos más típicos a realizar en Chiloé, con visitas a su museo y a uno de los más espectaculares miradores en el archipiélago.

Esta isla que por mucho tiempo se mantuvo su existencia en secreto, hoy es visita obligada para todos quienes llegan a Castro.  Una de las muchas islas del archipiélago, donde su valor no está por ser una de las más grandes, ya que en ella solo viven alrededor de 300 personas, sino por la particular belleza de sus palafitos con techos de tejuelas de alerce, de su llamativa feria artesanal y pequeño, pero notable museo.

Un tesoro escondido en el archipiélago de las Islas Chauques, que durante esta última temporada Castro ha puesto al alcance de los turistas, con viajes diarios que incluyen un completo programa con transporte en bus hasta Dalcahue, para luego continuar hasta Tenaún, donde esperan las lanchas que en menos de una hora de navegación por los canales lo llevaran a Mechuque.

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Durante el viaje por un mar interior entre el archipiélago de Chiloé, el segundo más grande de Sudamérica, y la zona más austral de la Cordillera de Los Andes, es posible disfrutar de un paisaje marino diseminado de islas de suaves colinas que se transforman en praderas, vegas y matorrales con una exuberante vegetación.

Mechuque, ahora volcada al turismo se esmera en una buena atención al visitante, con recepciones de música y bailes típicos con los mejores miradores del archipiélago.

Una feria con toda la artesanía de las más creativas y reconocidas réplicas de iglesias, veleros, palafitos en miniatura, tejuelas pirograbadas y collares, entre otros trabajos en madera, lana, fibras vegetales y conchas que retratan la vida diaria de los chiloenses y su cosmología de mundo.

Además de los curantos al hoyo y pulmai, los más preciados tesoros de Mechuque, donde tierra, piedras y los secretos milenarios de esta cultura se encargan de mezclar y dar sabor a los jugos rebosantes de las almejas, choritos, carne ahumada, pollo, milcaos, chapaleles, longanizas y habas, una de las fórmulas más exitosas del buen comer en este apartado archipiélago.

En el museo de don Paulino Barrientos, su fundador, el propio don Paulino los acompañará en esta muestra para explicar la historia de cada uno de los objetos que o eran suyos o encontró y que actualmente se exhibe en este pequeño museo como un testimonio de la historia de Mechuque y del archipiélago de las Chauques, al cual pertenece.

Fotos: (cc) Patricio Guzman/ (cc) madhseason