Hoy 12 de febrero se celebra un aniversario más de la fundación de Santiago de la mano del histórico Pedro de Valdivia. Justo dos días antes de que en todo el mundo se festeje el día del amor. Es por esto que preparamos este relato en honor al amor y al aniversario de nuestra Capital, una historia digna de San Valentín.
Nuestro primer caso de Cupido en el período de la Conquista, fue la fogosa relación entre la costurera española Inés de Suárez y el capitán y primer Gobernador de Chile, Pedro de Valdivia, que reconoció que sin su ayuda “no podía haber logrado su misión”, que se veía como imposible.
Inés, una mujer que vivía en Cádiz, España, una cristiana analfabeta que llegó hasta Gobernadora de Chile, tuvo que defender a Santiago de su destrucción por las fuerzas indígenas.
A Inés le costó mucho la autorización para viajar al nuevo mundo a buscar a su primer marido Juan; solo lo hacían muy pocas señoras de militares de rango, gobernadores y marqueses. En Cádiz, ella era muy apreciada por ser costurera incansable, además de prestar servicio de cocinera y curadora de enfermos.
Ya en Perú, le dijeron que su marido había muerto, recibiendo sus pocos bienes. A Inés, Valdivia la conoció en el Cuzco, Perú, salvándola de una violación de unos soldados borrachos.
Por la defensa del ultraje, Valdivia recibió como compensación un apasionado beso que no le habían dado nunca y que lo dejó enamorado de ella para siempre, hasta su muerte en Toltén, en que los mapuches clavaron su cabeza en una lanza, en venganza de lo que hizo Inés en su defensa de Santiago.
Guerra y Romance
No fue fácil que se incorporaran guerreros a las huestes de Valdivia en la Conquista de Chile. En el Cuzco, los desiertos del norte de Chile causaban un sentimiento de temor muy afianzado por la infeliz incursión del Descubridor Diego de Almagro, por lo cual Valdivia pudo venir con 8 soldados, y mil indios de servicio, a partir de enero de 1540. En el camino fue creciendo su tropa y después de 11 meses, fundó Santiago con 150 infantes, el 12 de febrero de 1541.
Ambos lograron que Francisco Pizarro, Marqués del Perú, incluyera a Inés como criada de la comitiva del recién investido Teniente Gobernador “para la Conquista de Chile”, hidalgo capitán que era muy admirado por su valentía y destrezas en las guerras entre España y Francia en disputa por Italia.
Ya en Tarapacá, Inés salvó la vida de su amor, cuando a un socio financista y traidor, ella lo descubrió buscando, daga en mano, el lugar donde debía descansar el capitán, quien andaba de ronda.
Los incas destruían todo medio que permitiera avanzar a los conquistadores. Llegó un momento en que el ejército no tenía agua para beber, e Inés rastreó el campo y señaló, con precisión, que en tal lugar había que cavar un pozo, lo que hicieron, salvando todos sus vidas.
Valdivia hizo construir un astillero en Valparaíso para hacer un barco que fuera a Lima a buscar más pertrechos y alimentos, pero esa instalación fue atacada y quemada por los aguerridos aborígenes que defendían lo suyo.
Valdivia sabía que debía luchar contra los indios, pero también con las traiciones de algunos de su comitiva y de otros ya asentados en Santiago.
Aguerrida y Gobernadora
Valdivia estaba fuera de Santiago el 11 de septiembre de 1541, buscando las huestes de Lautaro, pero ese día la ciudad fue sitiada y atacada por miles de indios. Inés de Suarez tomó el mando de la defensa y la vida de 7 caciques detenidos del Valle del Mapocho.
En medio de la contienda, la aguerrida mujer, espada en mano, ordenó a sus soldados el degollamiento de los encarcelados; y enseguida les ordenó tirar sus cabezas fuera del recinto militar, lo que provocó que los sitiadores abandonaron el lugar.
Valdivia tuvo una fuerte acusación por sus adversarios en Perú. Se salvó de casi todas las imputaciones, pero se le obligó que ordenara, muy a su pesar, que Inés se casara con el capitán Rodrigo de Quiroga, quien después fue Gobernador, sucesor de Valdivia y ella Gobernadora, esposa del Gobernador y ahora alfabetizada.
Por otra parte, Valdivia tuvo que traer a su esposa legal desde España. Rodrigo e Inés se amaron, a pesar de que no desaparecía el ahora amor platónico entre Valdivia e Inés, hasta sus muertes.
Rodrigo e Inés financiaron la construcción de la a Iglesia de Las Mercedes, en el centro de Santiago, donde permanecen enterrados. Ahí se puede ir a rezar por Inés, tal como lo hubiera hecho Pedro de Valdivia.
Fuentes: “Historias de Amor…propias y ajenas”, de Graciela María Luisa Romero (Totó Romero); “Las Mujeres y las Horas”, de Germán Arciniegas; e “Inés del Alma Mía”, de Isabel Allende.
Foto: Travel Aficionado (cc).